La historia de Sonnia Flores: La voz de las mujeres del sector Barrio Norte de Concepción
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La historia de Sonnia Flores: La voz de las mujeres del sector Barrio Norte de Concepción


Por Maria Ruiz | 13 Diciembre 2021 10:13
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Esfuerzo y liderazgo son la bandera de lucha de Sonnia Flores Ibáñez por el desarrollo social de su entorno. En las calles del cerro La Pólvora, se escucha el eco de su voz, a través de una de las primeras radios comunitarias a concesión del Biobío, que lleva por nombre: Voz de la Mujer.

Sonnia Flores es oriunda de Traiguén y llegó a Concepción en 1968. Por motivos de estudios, cuenta ella.

Intentó hacer un curso de secretariado, pero no le resultó. Sin embargo, entró a estudiar en el 72 a la Universidad de Concepción. Se inclinó por la educación básica con mención en matemática. Sin embargo, el 11 de septiembre de 1973 debió salir.

Tiempos de dictadura

Sonnia cuenta que estudió “hasta el 11 de septiembre de 1973 en la universidad y después no volví más. No encontraba trabajo y me fui a trabajar a una casa particular”.

En su relato, señala que estuvo 17 años trabajando en una casa particular y estuvo todo ese periodo de la dictadura haciéndolo, mientras criaba a sus hijos y también participaba de organizaciones sociales. Un ejemplo de esto es la Coordinadora Regional Sindical.

Cuando fue el período de transición a la democracia y salió Patricio Aylwin, ella comenta que “seguí participando de organizaciones, preparándome y fue en 1994 cuando se creó la Casa de La Mujer en Barrio Norte”.

“La organización hizo muchos cursos y capacitaciones. Teníamos un equipo técnico y de profesionales. Formulamos proyectos y teníamos trabajo más directo con las mujeres”, cuenta Sonnia.

Ahí empezó su trabajo. No obstante, ella también se enfrascó en trabajar en el Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular y fue ahí, cuando crearon un boletín llamado Lamgen.

Orígenes de “Voz de la Mujer”

La radio -enfocada en las mujeres y también otros actores sociales- lleva años en el Cerro La Pólvora.

Sonnia cuenta que “fue la primera radio comunitaria con concesión. Hubo otras que estaban sin concesión y se fundó en 1998”. Ella como tal es “la gestora” de la radio y la concesionaria es la Casa de La Mujer de Barrio Norte.

Según detalla Sonnia, “el objetivo principal es darle voz a las mujeres, pero fue en un principio. Posteriormente se empezaron a incluir otros actores sociales, como los jóvenes, las JJVV, clubes deportivos, distintas organizaciones sociales y consultorios. Al principio solo eran mujeres”.

Flores relata que el consultorio de Tucapel fue el primero que llegó a hacer un programa a la radio, cuando se abrió la posibilidad de que entraran otros actores sociales.

Trabajo en pandemia

El trabajo de la radio en tiempos de pandemia no ha sido sencillo y así lo relata Sonnia.  “Durante el periodo de pandemia no hemos tenido programas presenciales, solamente programas envasados como Foro ciudadano, Cerro a la izquierda y algunas campañas sobre el covid, ONU Mujer, de los constituyentes y Servel”.

No obstante, contó que también han hecho “algunos programas vía zoom y por WhatsApp”, que les ha servido para seguir con su trabajo radial y comunitario.

Militante y dirigenta social

Sonnia no solo es la gestora y presidenta de la Casa de La Mujer, también milita en el Partido Socialista desde el 74. De hecho, asegura que “toda la vida seré fiel a mi partido, al partido de Allende”.

También es dirigente social. Según cuenta, es secretaria de la JJVV número 22.

Su paso tras postular a cargos públicos

Sonnia más allá de su militancia también trató de postular a cargos públicos. Lo intentó como concejala.

“Me he postulado dos veces a concejala, pero me ha ido mal y no he sacado la votación necesaria”, relata ella. Según indica, la intención de volver en un futuro a postular a un cargo ya no existe.

“Yo creo que estas dos veces que me postulé a cargos de servicio público es suficiente”, comenta Sonnia Flores, quien asegura que seguirá con su trabajo comunitario, el cual le ha traído las más grandes satisfacciones. 

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