La ventaja de la ultraderecha en Chile y sus cómplices
Una democracia no es viable en un país donde los actores políticos no se reconocen mutuamente como adversarios legítimos. Los discursos que intentan posicionar a los opositores como traidores, tal como lo hacía Trump ya desde su primera semana en el Gobierno y como acostumbra el presidente Jair Bolsonaro en Brasil son un ejemplo de esta práctica comunicacional y política que ha provocado gran daño en las democracias de ambos países, incrementando la incertidumbre y la inestabilidad nacional.
En nuestro país la semejanza de estos discursos encuentra su asidero en el programa de gobierno del candidato presidencial Jose Antonio Kast, que no ha bastado que gobierne para que ya, de forma anticipada logré establecer un diagnóstico de plena deslegitimación de sus opositores y al sistema democrático de nuestro país. En la página número 4 del programa se señala categóricamente que actualmente estamos “ante una transformación social totalitaria liderada por los círculos académicos, medios de prensa, grandes empresas tecnológicas, organizaciones internacionales, empresarios…”.
Además, establece que los cambios sociales hasta el momento no han ido en ayuda de las minorías, sino que se han articulado en una gigantesca ingeniería ideológica que atenta contra la naturaleza humana y que han socavado con entre otras cosas, la libertad. La culpa de todo esto es de la izquierda, la cual ha “falsificado la historia logrando un lavado gradual de imagen del fracaso socialista”.
Frente al diagnóstico país realizado por Jose Antonio Kast lo más sensato es que con nuestros impuestos se financie una Coordinadora Internacional Anti-Radicales de Izquierda (propuesta número 33 del programa).
La deslegitimación de los adversarios del candidato es clara y está establecida a lo largo de todo texto de propuestas del candidato. Sin embargo, no es el único factor agravante que podría poner en riesgo nuestra democracia.
Lee también: Metaverso como herramienta visualización en Arquitectura
Levitsky y Ziblatt (2019) en su libro “Como mueren las democracias” advierten otros tres indicadores clave de comportamiento autoritario: el rechazo (o débil aceptación) de las reglas democráticas del juego, la tolerancia o fomento de la violencia y la predisposición a restringir las libertades civiles de la oposición incluidos los medios de comunicación.
El abanderado del Partido Republicano no solo ha establecido categóricamente que los adversarios constituyen una amenaza existencial para el modo de vida imperante, sino que también se ha mostrado tolerante a la dictadura militar.
En una entrevista Jose Antonio Kast se refirió al exdictador Pinochet afirmando que “si él estuviera vivo, votaría por mí”. Así como también no se puede obviar la defensa del torturador Miguel Krasnoff a quien, según una entrevista reciente, el candidato no descarta indultar si sale electo.
Otra propuesta relevante del programa de gobierno del Partido Republicano es la revisión de los tratados internacionales. Algo muy cuestionable y ambiguo si nos apegamos al Estado de Derecho ya que el Derecho Internacional forma parte irrestricta del mismo. Así como también la cuestionada propuesta de retirar a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la ONU porque “está atacando a Chile con falsas acusaciones” y porque “tiene como miembros a Cuba y a Venezuela”.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU lo han conformado más de 117 países hasta la fecha, ya que los miembros van rotando y son elegidos por un periodo de 3 años donde son los mismos Estados quienes los seleccionan por mayoría simple. Este Consejo emite recomendaciones periódicas a cada uno de 193 Estados miembros de las ONU.
Te puede interesar: Gobernabilidad sobre cimientos de Barro: La debilidad de Boric
El poco apego por las reglas democráticas es un elemento que se observa con gravedad en el programa de gobierno de Jose Antonio Kast puesto que, el Consejo de los Derechos Humanos es el principal organismo intergubernamental del Sistema de las Naciones Unidas, organización que fue creada a partir de la debacle provocada por la Segunda Guerra Mundial ¿Le conviene a nuestro país comenzar una política aislacionista? ¿Esta al tanto el candidato cuanto le costó a Chile insertarse en el sistema internacional luego de la dictadura militar? ¿La clase empresarial estará de acuerdo con el inminente riesgo perder la credibilidad y seriedad internacional cambiando nuestra política exterior?.
La propuesta 46 del programa establece un endurecimiento al Estado de Emergencia, donde el Presidente no solo podrá restringir las libertades de locomoción y reunión, sino también de interceptar, abrir o registrar documentos, interceptar toda clase de comunicaciones y arrestar a personas en sus propias moradas, tal como sucedía en la dictadura militar.
Además, otro punto relevante a destacar es la que se establece en el punto 77 del programa donde se advierte la notificación del fin de las operaciones de la FLACSO en nuestro país, aludiendo que no cumple con fines académicos sino de activismo político ¿No es este un acto unilateral de censura y de restricción de las libertades? ¿Estarán de acuerdo los que defienden acérrimamente la libertad de enseñanza con este punto? ¿Es correcto restringir el funcionamiento de esta Facultad internacional que promueve la educación y las ciencias sociales?
Hasta aquí las cuatro claves de los gobiernos autoritarios que ponen en riesgo las democracias según el estudio comparado de Levitsky y Ziblatt que da cuenta de cómo han muerto las democracias en países Latinoamericanos y los riesgos inminentes que ha padecido Estados Unidos, se han cumplido a la perfección.
Lee también: Candidatos Barbie
Solamente analizando el programa del candidato se puede visualizar que se incrementa el poder del ejecutivo y de contrario, se reduce al mínimo la capacidad burocrática del Estado, disminuyendo la recaudación a través de los impuestos, pero incrementando el gasto público en las Fuerzas Armadas (se propone incrementar las pensiones de militares en los puntos 115 y 117).
Estamos frente a una delicada situación que podría poner en grave riesgo la estabilidad democrática del país y la responsabilidad no solo recae en la ciudadanía con el ejercicio del voto sino también en los conglomerados políticos.
La derecha en Chile cumple un rol fundamental es aislar a la ultraderecha y resulta incomprensible que, en un país donde se desea transversalmente recuperar la estabilidad social y económica se opte por hacerle guiños a una propuesta con claros tintes autoritarios en vez de mirar hacia el centro, tal como sucede por ejemplo en Alemania donde la CDU (el partido conservador de Angela Merkel no pacta con la AfD (partido de extrema derecha y euroescépticos de Alemania).
Al parecer las “etiquetas y estereotipos” políticos son más importantes que la estabilidad democrática del país. En incomprensible que el mediático empresario Juan Sutil señale que su opción de voto esté “entre Kast (moderado) o Sichel” o de escuchar al Gobierno y oficialismo culpar a los candidatos presidenciales de los problemas migratorios y de violencia (la estrategia de deslegitimar a los adversarios).
Estamos frente a una política indolente muy alejada a la democracia de los acuerdos que se vivió en el periodo de transición y que ha sido tan aclamada en otras partes del mundo. Estamos muy alejados de mantener reglas democráticas serias que miren a largo plazo y que descarten las opciones que podrían generar una ingobernabilidad irreversible.
Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de www.sabes.cl El Diario Digital del Gran Concepción.