El canciller conservador de Austria, Sebastian Kurz, renunció a su cargo este sábado tras ser acusado de corrupción. Es sospechoso de posibles delitos de malversación y soborno.
El líder democristiano (ÖVP) compareció ante la prensa y propuso como su sustituto al actual ministro de Exteriores, Alexander Schallenberg, para mantener el pacto de gobierno con Los Verdes. Ellos exigían su salida desde que comenzó el escándalo y señalaron que el acuerdo podrá seguir en pie.
“Quiero ceder el espacio para evitar el caso y garantizar la estabilidad”, aseguró Kurz, según consignó El País.
Eso sí, no se alejará del poder, ya que anunció que seguirá al frente de su partido (ÖVP) y será portavoz del grupo parlamentario. Aquello lo hará al mismo tiempo en que tratará de refutar las acusaciones de corrupción que considera “falsas”.
Los hechos se remontan cuando la Fiscalía registró la sede del ÖVP en Viena y despachos de la Cancillería. Acorde a lo que precisaron los diarios Die Presse y Der Standard, los investigadores analizan la supuesta financiación con fondos públicos de encuestas favorables al líder conservador y su partido para su publicación en un periódico austriaco.
La Fiscalía indaga posibles delitos de malversación y soborno. Según explicita el comunicado del Ministerio Público, el uso de fondos del Ministerio de Finanzas para encargar esas encuestas a fin de impulsar los intereses de Kurz y su visión se dio entre 2016 y al menos hasta 2018. En ese período era ministro de Exteriores y se preparaba para convertirse en canciller.
Los sondeos, “exclusivamente partidistas, a veces manipulados, de una empresa de estudios de opinión, se usaron en el interés de un partido político y de sus altos funcionarios”, es la sospecha que sostienen los investigadores.
Kurz, por su parte, rechazó las imputaciones y su partido acusó a la Fiscalía de actuar con motivaciones políticas. No obstante, decidió dimitir para "garantizar estabilidad" al Gobierno.