Entorno Accesible para el Desarrollo Sostenible de las ciudades
El término genérico «discapacidad» abarca todas las deficiencias, las limitaciones para realizar actividades y las restricciones de participación, y se refiere a los aspectos negativos de la interacción entre una persona (que tiene una condición de salud) y los factores contextuales de esa persona (factores ambientales y personales).
En el preámbulo de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad se reconoce que la discapacidad es un «concepto que evoluciona», pero también destaca que la discapacidad «resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y el entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones con los demás».
Si se define la discapacidad como una interacción, ello significa que la «discapacidad» no es un atributo de la persona. Se pueden lograr avances para mejorar la participación social abordando las barreras que impiden a las personas con discapacidad desenvolverse en su vida cotidiana.
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El ambiente en que vive una persona tiene una enorme repercusión sobre la experiencia y el grado de la discapacidad. Los ambientes inaccesibles crean discapacidad al generar barreras que impiden la participación y la inclusión.
La Accesibilidad Universal es más que un concepto, es un sostenedor y un vínculo para el ejercicio de los derechos humanos y sobre todo para poder cumplir los ODS como producción inclusiva, vida sana, educación, bienestar, trabajo, etc. En simples palabras es una de las principales figuras más transversales del siglo XXI por ser un impacto positivo en la vida de millones de individuos a nivel mundial, sin discriminación y menos distinción.
En el ámbito de seguimiento internacional de los ODS, tiene como eje a las personas, el planeta, la paz, las alianzas y la prosperidad. En ese contexto, la Agenda señala que los asentamientos humanos y las ciudades deben ser seguros, inclusivos y obviamente sostenibles.
Al menos en doce ODS se relacionan de forma directa o indirecta con la Accesibilidad Universal, aunque no la mencionan de forma expresa.
En los últimos años, la discapacidad ha evolucionado de una manera trascendental desde una mirada asistencialista asociada a las deficiencias y las minusvalías de la persona que debían adaptarse a un entorno, hacia una visión neutral, centrada en la persona, donde la discapacidad es el resultado de la interacción entre una persona con una deficiencia y su interacción con barreras del entorno, que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones de los demás.
Esto ha sido posible gracias a la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, promulgada el 2006 por las Naciones Unidas y ratificada por Chile el año 2008, y que tiene como propósito promover, proteger y asegurar el goce pleno y condiciones de igualdad de todas las personas. Estas medidas incluyen la identificación y la eliminación de obstáculos de barreras arquitectónicas que inciden en la movilidad e independencia de las personas con discapacidad en edificios, vías públicas, transporte, con especial foco en la edificación construida que debe ser adaptada.
Y, entendiendo que la accesibilidad es parte de una cadena de accesibilidad que constituye una serie de elementos que en su conjunto constituyen un entono accesible, la Convención pide garantizar la movilidad personal a través de entornos accesibles y asegurar la independencia de las personas ya sea de manera autónoma o con la ayuda de un tercero en caso de requerirlo.
Uno de los desafíos más importantes para entender que una ciudad es realmente inteligente o no, es comprender todas las necesidades de nuestra diversa humanidad, la cual va evolucionando y interactuando. Esto incluye su completa accesibilidad. Si no se cumple este estándar, la ciudad realmente no sería inteligente ya que para las personas de la tercera y/o cuarta edad además de las personas con discapacidad, los logros de actualización en la modernidad deben contribuir a una independencia y autonomía sin que esto se transforme en otra barrera del entorno. Como también las continuas capacitaciones inclusivas de la población es otro desafío vital para no dejar un espacio en la brecha digital que podría llegar a ser seriamente excluyente.
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