Las "invisibles" células cancerígenas que la Inmunoterapia logra combatir
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Las "invisibles" células cancerígenas que la Inmunoterapia logra combatir


Por Sergio Fuentes | 12 Enero 2021 20:08
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Lo primero que debemos comprender para hablar de inmunoterapia es qué es el sistema inmunológico.

El sistema inmunológico se encarga de reconocer y eliminar las células malignas del organismo, como virus, bacterias, hongos y toxinas, a través de células especializadas. (Imagen de Linfocitos T y B).

Cuando estas células notan una presencia extraña en el organismo, se dirigen contra ellas para eliminar la amenaza.

Y, ¿qué pasa con el cáncer? Las células tumorales son células anormales, que tienen la peculiaridad de pasar desapercibidas para el Sistema Inmune. Se hacen invisibles, e indestructibles, porque utilizan una enzima que se encuentra en el interior de todas las células, la telomerasa. Esta alarga sus telómeros de manera que su vida también se alarga. Así, el cáncer se convierte en una amenaza.

No es que sea difícil destruir células tumorales. Hay sustancias tóxicas que sabemos que pueden hacerlo. El problema es seleccionar a las células adecuadas, sin dañar al resto de células sanas. Por eso, los tratamientos como la radioterapia y la quimioterapia tienen efectos secundarios devastadores para el organismo, porque los químicos no afectan selectivamente a las células cancerígenas.

Por eso, los planteamientos de la inmunoterapia son totalmente revolucionarios, y ajenos a las terapias convencionales contra el cáncer. El fundamento sobre el que se sustenta la inmunoterapia es utilizar el propio sistema inmunitario para eliminar a las células tumorales. Y, para eso, hay que quitarle el disfraz al cáncer, desenmascarar a las células tumorales de entre las células sanas.

¿Cómo se esconde el cáncer?

Pues bien. Para que las células del sistema inmunitario, los linfocitos T y B, ataquen a una célula, tienen que reconocer determinados antígenos que las catalogan como una amenaza. Pero las células tumorales poseen en su superficie unas proteínas, llamados receptores, que impiden que los linfocitos reconozcan a los antígenos que las delatan como células tumorales. Este es el disfraz del cáncer.

¿Cómo funcionan los medicamentos de la inmunoterapia?

El sistema inmune, además de una respuesta normal de ataque hacia virus, bacterias y hongos, posee un tipo de respuesta adaptativa. Es decir, que es capaz de reconocer nuevos agentes perjudiciales; y además, tiene memoria, y es capaz de volver a actuar frente a ellos más contundentemente la próxima vez que aparezcan. Este es el funcionamiento, precisamente, de las vacunas.

La inmunoterapia consigue, a través de fármacos, inhabilitar la función de los receptores, les quita el disfraz. Y así, las células tumorales se hacen visibles para el sistema inmunológico, que los ataca.

La primera vez que se consiguió un fármaco de inmunoterapia eficaz fue en 2006, en concreto, un fármaco capaz de bloquear la acción de los receptores de la proteína CTLA-4 de los linfocitos T para las células de melanoma metastásico.

Hoy, la inmunoterapia está disponible también para otros tipos de cáncer, como el cáncer de pulmón y el cáncer renal.

Historia de la inmunoterapia

Pero la historia de la inmunoterapia se remonta muchos años atrás. La hipótesis sobre el funcionamiento de la inmunoterapia se planteó por primera vez en 1890 por el cirujano William Coley.

Aunque no fue hasta 1975 cuando los investigadores George Köhler y César Milstein desarrollaron los primeros anticuerpos monoclonales. Finalmente, en 1984, este descubrimiento les hizo ser merecedores del Premio Nobel de Medicina.

Pero, ¿es la inmunoterapia la única alternativa para eliminar el problema de la toxicidad de la quimio?

No del todo. Un estudio publicado este mismo mes ha logrado reconducir la toxicidad de los fármacos tóxicos de la quimioterapia, directamente al interior de las células tumorales.

A través de unos exosomas, biomarcadores que secretan la mayoría de las células, un catalizador se introduce dentro de las células tumorales, para después liberar en su interior el tóxico anticancerígeno. La clave de este sistema es que los exosomas también van camuflados, y las células tumorales dejaran pasar el ‘arma secreta’ como si fuera un caballo de Troya, sin sospechar lo que hay en su interior.

El futuro de las terapias contra el cáncer

Las innovaciones de las terapias contra el cáncer están logrando aumentar significativamente la esperanza de vida de los pacientes, con lo que muchos investigadores creen que, en no pocos años, el cáncer se convertirá con más frecuencia en una enfermedad crónica que en una enfermedad necesariamente mortal.

Eso sí, no todos los pacientes son candidatos a este tipo de tratamientos, como la inmunoterapia. El cáncer es un conjunto de enfermedades muy complejo, y hay muchas variables y marcadores genéticos que determinan sus características. De ahí que la medicina sea cada vez más personalizada, adaptándose a las peculiaridades de cada paciente, para asegurar así el mejor tratamiento en cada caso.

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Fuente: Muy Interesante

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