El tiempo y su gestión
La velocidad del tiempo, para muchos, parece haber aumentado. Existe una sensación distinta en comparación de años anteriores, antes de la pandemia, donde la desesperanza aprendida, el estatus Quo planteado de otra manera, “la rutina que funciona” se estaba apoderando o ya se había apoderado de nuestra percepción del tiempo. El funcionamiento de las personas depende de un entorno, de una apreciación de la realidad, de cómo se percibe y vive el mundo. En este sentido y de alguna manera nuestro cerebro, como parte de un sistema conectado, con procesos y flujos de información, gestiona la forma y la sensación duración de un evento u otro.
El tiempo es un concepto amplio, una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia o bien un período determinado durante el que se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento, posee la habilidad de transportar a un individuo al pasado, presente y futuro o bien, según el acontecimiento, estímulos, novedades y atención prestada el tiempo puede parecernos más lento o más rápido, es decir que el ritmo del tiempo puede variar con la sensación de cada individuo.
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En estos meses de novedades, desde el estallido social, la actual pandemia y los nuevos hechos políticos, sociales y económicos las sensaciones individuales se han tornado colectivas variando nuestros recuerdos del como el tiempo transcurre y acelerando la sensación el paso de este. Por ejemplo, en una situación de riesgo o peligro (imagínese que cruza la calle y un vehículo aparece repentinamente) el tiempo se valore de otra manera, en ese instante todo se vuelve más lento, paralelamente nuestra vida pasa delante de nuestros ojos, nuestro sistema se alerta por completo y nuestro cerebro registra todo lo que pasa segundo a segundo registrando mucha más información para esos segundos que, seguramente, en otro estado de tranquilidad, relajo o rutina no pasaría.
Hoy el hecho de estar durante periodos prolongados “en cuarentena” y quizás en actividades repetitivas nos entrega la sensación que el tiempo transcurre mucho más rápido, dado que la novedad, la sorpresa y los estímulos ya no son parte del día a día.
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El tiempo moldea nuestras experiencias, por cual, es muy importante adaptarse, flexibilizar, estallar la imaginación y creatividad para estimular y presentar propuestas novedosas a nuestro cerebro, y desde este punto, proyectarse hacia el desarrollo colaborativo, colectivo y de una nueva industria.
Hay que parar a reflexionar y gestionar el tiempo para el bienestar y la construcción de una realidad donde el tiempo sea un eje fundamental a la hora de establecer propósitos y deseos, la realidad es una construcción de nuestra mente y al cerebro le gusta la variedad.
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