Ester Millahueique: Tradición y herencia ancestral en Millaray
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Ester Millahueique: Tradición y herencia ancestral en Millaray


Por Valeria Vásquez | 28 Octubre 2020 10:18
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El emprendimiento femenino, en muchos estudios cuestiona la durabilidad, sin embargo, una de las características que se genera y que permiten el éxito, es que deben tener un propósito más allá de simplemente ganar dinero. Es por esto que Ester Millahueique Martínez, junto a su socio y esposo, Edgardo Muñoz desarrollaron la empresa Millaray.

Cómo inicio todo esto, la enfermedad de uno de sus hijos llevó a la búsqueda de alternativas saludables para el cuidado de la piel. Aquí es donde entró la herencia de Ester, de la sabiduría de sus antepasados Williche y lo plasmó en una empresa de cosmética natural.

Tiempos de Pandemia

Muchos emprendimientos se han visto golpeados por las restricciones que ha traído consigo el COVID 19. Así nos cuenta Ester cuyo emprendimiento se vio afectado desde el pasado 18 de octubre. “Teníamos dos puntos de venta, uno en el mall del Trébol y otro frente a la Plaza Independencia, y tuvimos que cerrar varias veces. Luego vino Navidad y nos empezamos a recuperar, hasta que vino la pandemia”, cuenta Ester.

Todo esto la obligo a cerrar, relata Millaray -como sus más cercanos la llaman- el 19 de marzo, sin abandonar a sus clientas más fieles quienes hoy compran online. “Ese día fu muy difícil, yo me vine llorando porque no sabía que iba a pasar con mis trabajadores, ni tampoco con mis clientas” relata Ester.

“Hace unos días me llamó una clienta y me pregunto, Ester, cuántas veces haz abierto este año, y yo le respondí, 3 meses”, así relata Ester, lo difícil que ha sido este proceso y lo duro, sobre todo para ella, por ser mujer.

“Yo soy la que tengo que ir a golpear las puertas al banco, y que el banco te diga ok, pero cuénteme que me va a ofrecer, o sea no es suficiente que tú, ya hayas demostrado tu facturación, tus cosas… también está el tema de ser mujer, yo personalmente lo he vivido muy fuerte, y es una parte, porque también está la situación de lidiar con el rol de ser mamá y dueña de casa, a mí personalmente me encanta, pero los tiempos no te dan” relata Millaray.

Así afirma Ester que “en estos tiempos el rol de la mujer se ha intensificado aún más, sobre todo dentro del mundo privado, los niños tienen clases online y hay que apoyarlos aún más”.

Dentro de todo esto, la clave nos cuenta Ester, “ha sido trabajar y proyectar, el trabajo y la vida, desde el desprendimiento, nada es mío ni siquiera mis hijos. Esto se los estoy enseñando a mis niños también, y ha sido muy sanador, porque también nos ha permitido hacernos cargo de lo emocional”.

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Reinventar

El proceso de pausa, cuenta Ester no fue muy largo, pero muy intenso. Y que al abrir las tiendas cuando comenzó el negocio fue a nivel emocional y económico, un tremendo desafío. “La tienda del Trébol, la trabajamos juntas con Susana Herrera, ella es una tremenda profesional y una gran amiga, trabajo la flor de la Murta así que cada detalle de ese espacio fue amor e identidad” comenta Millaray.

“Yo soy mujer Williche, y mis productos tratan de rescatar esta sabia ancestral, por eso todos los nombres van en lengua, y trabajo con la Murta y el Maqui”, nos relata Ester cuando hace un quiebre y decide cerrar el pasado 19 de marzo.

“Ese momento fue terrible, por todo el amor que implicó sacarlo adelante, y sobre todo porque cerraba, sin saber qué iba a pasar, ni sabía qué decirles a mis trabajadores” recuerda Millaray.

“Venía cruzando el puente, y no logré contener las lágrimas, y ahí solté a la divinidad y a Dios, y dije que sea lo que Dios quiera, y en ese mismo minuto me dije, pero”, cuenta Ester y se emociona, “pero no estoy dispuesta a rendirme, y ahí salió toda esa fuerza de mujer”.

El cambio

“Nosotros como teníamos tienda física, nunca nos preocupamos de desarrollar ni redes sociales ni página web, y ahí fue cuando dije, hay que conseguir un informático y hay que ver cómo vender, esto va a hacer igual que el puerta a puerta” aseguró Ester.

En ese mismo momento, recordó una experiencia de la infancia, “yo viví mucho tiempo en el campo y en ese lugar cada cierto tiempo, llegaba un camión a vender y todos salían a comprar, hasta mi mamá salía a comprar y fue ahí, cuando me di cuenta que eso era lo que había que hacer”, relata emocionada Ester como una experiencia pasada tomaba sentido en un momento tan crítico.

Volver a florecer

“Al otro día con mi socio y esposo, comenzamos a meternos en esto, Edgardo viendo el tema del informático y yo adentrándome en Instagram, siendo que hasta ese momento siempre me mantuve alejada, y así de la nada comencé a subir publicaciones, yo soy de profesión Asistente Social, todo era nuevo para mí” asegura Ester.

“Sin embargo, este paso ha mantenido viva a Millaray Cosméticos, yo no quería dejar solas a mis clientas y dejar también todo lo que he avanzado y así cambio la vida de Millaray”, relata y sonríe emocionada Ester Millahueique, reflexionando todo el esfuerzo que significó dar giro al modelo de negocio.

El puerta a puerta

“El ir puerta a puerta, me permitió conocer a mis clientas saber quiénes son, muchas al principio se sorprendieron al verme, pero yo tenía que hacerlo personalmente” afirma Ester Millahueique.

“Todavía estamos trabajando en mejorar el sitio web, aún nos falta mejorar algunos detalles, pero con este paso logramos mantener vivo el negocio desde fines de marzo” cuenta Ester. Sin duda, puro esfuerzo donde la clave asegura ella, “ha sido siempre flexibilizar y nunca decir no se puede, porque si tú lo dices, se pone en la mente y en el corazón”.

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De trabajo fijo a emprendedora

Hace 4 años inició este camino, que ya venía de antes asegura Ester. “Esto es una herencia de mi abuela nosotros provenimos de una comunidad Williche, que se ubica en la cordillera cerca del río Bueno en la Décima Región, de allá somos nosotros".

"Yo traía esto y lo hacía de manera artesanal, y se intensificó más cuando mi hija Antonia de 10 años en ese entonces, comenzó a presentar muchos problemas atópicos en la piel, y ahí fue cuando recurrí a esta sabiduría que me enseñó mi abuela del trabajo con las hierbas y con las flores para sanar la piel y resulto” relata Ester Millahueique.

“Después entre mi grupo de amigas, pasó que me preguntaban y me decían, mi hija tiene esto y yo por dar un ejemplo, le recomendaba Caléndula. Y en ese momento conocí a Patricia di Bernardi, una muy buena amiga, y me dice, -tus productos son buenos porque no vas al Closet de Julieta-, y yo decía que susto, y ella me dijo, - anda no más, sí vendes es porque te tienes que tirar a la piscina-”, cuenta Ester, lo que fue el inicio de este emprendimiento, porque lo vendió todo.

“Yo trabaje muchos años en la UBB, en el área de personal en Recursos Humanos y ahí me incubé, le dije en ese entonces a Víctor Mora, quiero profesionalizar esto, porque hace bien y resulta, y quiero que llegue a la gente porque es bueno” relata Ester.

“Fue así como me adjudiqué dos etapas prototipo y producto, e inscribir los productos porque hacer cosmética certificada en Chile es caro”, asegura Millaray.

El estrés de los nuevos tiempos

Estamos claros como sociedad que se han desarrollado un sinnúmero de enfermedades a la piel y en el cuerpo, producto básicamente del estrés. Eso bien lo sabe Ester, quien cuenta que en estos meses ha desarrollado también algunas, y esto lo ha compartido con sus clientas.

“Muchas de mis clientas me lo dicen, antes compraba por curiosidad, pero ahora que a causa de la pandemia han desarrollado reacciones en la piel, reconocen los beneficios de los productos” comenta Ester.

“Cada receta de cada uno de los productos es para algo, cada flor hace algo en la persona y no sólo se trabaja a nivel tópico sino también espiritual, se trabaja con el Newen de la persona con la fuerza interior”, así Ester Millahueique hace referencia a la sabiduría ancestral propio de nuestra tierra.

“Así nos hemos mantenido vivos, tanto así que estamos con tres productos nuevos en Pandemia. Entonces yo le digo a Ricardo, más que el tema cosmético que sé que hoy en día se trabaja muy superficial, es lo que Millaray genera en el Newen de las personas y ese es el objetivo”, relata Ester.

La familia

“Fue súper duro al principio porque estaba todo el tema familiar, yo estaba súper bien posicionada en la universidad, de hecho, estaba postulando a mi doctorado y mi mamá en ese momento era la más feliz, porque siempre me decía desde chica, usted tiene que estudiar porque no la tienen que discriminar, y fue ahí donde mi compañero Edgardo me dijo tienes que ver donde te sientas feliz, ganaba bien pero no era feliz”, cuenta Ester Millahueique.

“Mi mamá no me hablo en 4 meses, mis hermanos me decían que yo estaba loca, es increíble pero pasa familiarmente que no ven bien estos cambios, pero uno tiene que hacer lo que te hace feliz”, asegura Millaray.

Las amigas y el Newen

“Cuando me junto con mis amigas, y reviso hacia atrás todo lo que hice, no me doy cuenta como fue, y es como que nos entendemos, porque nos preguntamos lo mismo, en que momento solté esto, avance y lo terminé”, comenta Ester, mientras destaca “lo importante que es la actitud, no pensar que no va a funcionar, porque el lenguaje crea realidad y si tú tienes fe, estás clara con tus convicciones y crees en tu proyecto, siempre se logra más lento o más rápido, pero siempre se logra”.

“Yo he aprendido durante este tiempo, que esto no es para mí, es para las personas, para el Newen de las personas, es para el espíritu y el piuke de ellas, cuando tu entiendes eso, aunque haya pandemia y no estén los recursos, la abundancia igual llega porque lo que tú estás transmitiendo, es amor y la entrega hacia el otro” finaliza Ester Millahueique.

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