Responsabilidad personal y social

Hace unos días leí una publicación de un médico que decía: Si hoy comenzaras a sentir síntomas como cefalea, fiebre y/o tos, ¿a cuántas personas tendrías que avisar?

Me pareció interesante esta pregunta porque no solo da cuenta de un número, si no de la responsabilidad que una persona tendría en la pérdida de la salud de otros, y no solo eso, si no también, todo el riesgo que implica lo que ya hemos ido viendo: que el Covid-19 no es un virus que afecte a todos de la misma manera, y que en muchos casos, es impredecible el impacto y el riesgo de vida que genera.

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Pero no obstante, una de los aspectos más complejos de esta pregunta, es que es muy probable que esas personas que se vienen a la mente, sea gente a quien se quiere o en la que se confía; porque también sabemos que uno de los grandes focos de contagio son los encuentros familiares.

Entonces, frente a esto ¿de quién es la responsabilidad?:

¿Podemos responsabilizar a las fuerzas de orden y de seguridad? ¿Es realmente necesario que controlen a cada persona al salir de su casa? ¿Podemos responsabilizar la efectividad de las medidas locales como por ejemplo cordones sanitarios o cuarentenas? ¿Necesitamos estas medidas para asumir la gravedad que puede tener el que alguien se contagie y/o contagie a otros? O no será mejor, dejar de buscar culpables y hacernos responsables por nuestro actuar y las consecuencias de este.

Es cierto que es muy probable que nos enfermemos en algún momento mientras dure la pandemia, pero esto no quita que podemos ser activos en disminuir al máximo las probabilidades de contraer el virus, y no solo nosotros, sino también, de contagiar a las personas con las que habitualmente compartimos.

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Si nos cuidamos, por consecuencia cuidamos a quienes nos rodean; con esto, aportamos a que los números no sigan en aumento, también ayudamos a que la vida de otros dure más tiempo y no esté en peligro por las consecuencias del Covid-19, colaboramos con el personal de salud para que esté menos exigido, tenga mejor salud mental, se sienta apoyado por nosotros, y por consecuencia pueda cumplir mejor sus funciones, e incluso y porque no decirlo, que puedan salvar más vidas.

No olvidemos nunca que como sociedad conformamos un gran equipo, somos parte de un sistema que requiere mantenerse en equilibrio, por lo tanto, cada uno de nosotros, aporta por medio de sus acciones al logro de la estabilidad, a la formación de la sociedad que queremos, y la ocurrencia de las cosas que nos pasan; porque todos sin excepción, tenemos responsabilidades personales y sociales en esto.

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