La generación de la empatía
La pandemia generada por el Covid-19 cambió la vida normal de una gran parte de la sociedad, lo cual ha llevado a plantear nuevas estrategias para dar soluciones a las problemáticas que nos aquejan, pero ahora de una manera colectiva.
Hoy, cuando la necesidad está más latente, no se debe olvidar que existe una parte importante de la población aún invisibilizada y que ha vivido en una “normalidad” durante años, en una realidad que muchos desconocían y/o no lograban empatizar.
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La empatía es un término que ha florecido con gran relevancia en esta época de crisis entre los individuos, entendiéndola como la capacidad de entender los sentimientos, emociones y pensamientos de los demás.
Es de gran importancia resaltar y reconocer que, durante el último periodo y en particular durante esta pandemia, ha surgido un gran interés de acciones voluntarias y con gran empatía hacia el prójimo en las áreas ambientales y sociales, con la motivación de luchar y construir ciudades más justas.
Y cuando nos preguntamos quiénes son aquellas almas voluntarias que luchan sin temor por un Chile mejor, muchas veces sin ser reconocidas, la respuesta está frente a los ojos de todos: son esas vecinas, vecinos y personas naturales que buscan apoyar, ser solidarios y empáticos con aquellos que al día de hoy sufren las consecuencias de una pandemia y de la poca preparación ante la crisis actual.
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Son personas voluntarias que buscan generar un cambio, transformar realidades y fomentar la confianza entre sus pares, re-construyendo en conjunto un tejido social que ha sido muchas veces dañado, logrando diálogos, visualizando contextos, escuchando historias y realidades, formando comunidad y unión. El voluntariado, en todos sus hilos, es una labor desinteresada en la que se trabaja en favor de una comunidad, persona y/o del medio ambiente, donde la empatía está al centro, siendo una decisión propia, libre y que no espera nada a cambio.
En TECHO-Chile, y en particular en las regiones de Biobío y Ñuble, se ha visto un gran incremento de jóvenes voluntarios y voluntarias, en comparación al año pasado, que contra todo pronóstico han querido estar presentes en esta pandemia, para trabajar en pro de las comunidades y lograr ciudades más justas y sostenibles en el tiempo. Ya no somos lo que éramos hace seis meses atrás, por lo cual es necesario invitar a mirar con otros ojos y ver aquello que antes no se consideraba crucial.
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