Hansel Silva, Director de Corporación Cultural Aldea Rural: "La pandemia nos ha demostrado que la cultura es una inversión en las personas"
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Hansel Silva, Director de Corporación Cultural Aldea Rural: "La pandemia nos ha demostrado que la cultura es una inversión en las personas"


Por Sergio Fuentes | 17 Septiembre 2020 09:49
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La visión y tenacidad del periodista y Máster en Historia y Gestión del Patrimonio de la Universidad de Los Andes,  Hansel Silva Vasquez, quien lidera la Corporación Cultural Aldea Rural, fueron claves para estar cumpliendo 12 años de trabajo ininterrumpido en la preservación, reconstrucción y difusión de emblemáticos proyectos culturales de nuestra zona hacia gran parte de Chile, dándole un nuevo valor al mundo de la cultura, especialmente en las regiones de Ñuble y Biobío.

“Hoy, más allá del positivo balance tras el camino recorrido, es fundamental plantearse nuevos desafíos para continuar por la senda trazada”, señala.

¿Cuáles son los principales hitos de estos 12 años de vida?

La Corporación nació en 2008 con el objetivo de crear una escuela agrícola en el pueblo de Rere, comuna de Yumbel, como una expresión contestataria para preservar nuestras raíces y además vencer el predeterminismo social, donde la mayoría de los niños de zonas rurales terminan destinados a un futuro con muy pocas alternativas de estudiar algo.

Pero el destino quiso otro camino luego del terremoto del año 2010, ya que tras ese evento natural que nos azotó como país, dimos un giro en 180 grados.

Fue así como nos abrimos a otros desafíos vinculados al ámbito cultural como la preservación y difusión de actividades culturales (restauración, investigación y exposiciones).

Recuerdo que el primer proyecto fue la restauración de 21 casas en Rere,  posteriormente tomamos una de esas casas perteneciente a una de las familias más ricas de Concepción y tras un arduo trabajo inauguramos el Museo Casa Cano, legado Bicentenario del Gobierno de Chile en 2015, el cual hemos difundido tanto a nivel nacional como internacional con exitosos resultados.

Ese fue el hito fundacional. Luego nos comenzaron a llamar de diferentes partes del país por esta experiencia exitosa.

Más tarde en 2017, para visibilizar aún más nuestro trabajo, empezamos a traer exposiciones de carácter internacional (Osvaldo Guayasamín, Salvador Dalí, Francisco de Goya), financiadas por la Ley de Donaciones Culturales, para acercar estas actividades al mundo rural, porque todas las exposiciones hasta esa fecha llegaban solo a Santiago y eventualmente a Concepción.

Lo que nosotros hicimos fue llevarlas a recorrer primero comunas rurales más pequeñas y ciudades representativas de nuestra identidad como el Teatro Municipal de Chillán y el Museo Artequín de Los Ángeles.

Eso refleja nuestra contribución por la descentralización y democratización de la cultura.

Además, su trabajo se extiende por gran parte del país

Así es. La Corporación, que es miembro de la Asociación de Museos Privados de Chile y posee vínculos de cooperación con la Fundación Guayasamín de Ecuador, extiende hoy su que hacer desde Santiago a Chiloé (principalmente con los municipios), estableciendo vínculos con otras corporaciones nacionales y organizaciones latinoamericanas.

Eso es un tremendo orgullo puesto que como Corporación estos años han sido de enorme crecimiento, fortalecido además por un grupo profesional de calidad y comprometido 100 % con cada proyecto.

Recientemente inauguraron la Sala de Arte y Centro Cultural Windsor en Concepción, ¿cómo surgió el proyecto y cuáles son las expectativas?

Cada vez que íbamos a montar una exposición teníamos que recurrir a los auspicios de gente amiga, necesitábamos un espacio propio, por lo que comenzamos a delinear este proyecto en 2017.

Fue así como dimos con el ex cine Windsor, tradicional cine penquista, cine para adultos, templo evangélico y hotel, el que permaneció en abandono por 10 años.

Hablamos con la familia Akel, los dueños, para arrendarlo con el compromiso de hacer un centro cultural con actividades gratuitas para la comunidad.

Lo inauguramos en noviembre del año 2019, con la ayuda del proyecto Vermut (periodistas y arquitectos que investigaron sobre los cines que hubo en el centro de Concepción), en medio de la efervescencia social, con una exposición llamada “Ojos del Biobío”, que tuvo 10 mil visitantes, haciendo alusión a las personas que perdieron la vista producto de las marchas y el vandalismo que se tomó la calles de Concepción.

También organizamos ciclos de cine chileno que tuvieron  gran aceptación de la comunidad.

En consecuencia, ahí comenzamos un hito súper importante, que vino a tener en la exposición “Día Cero” de la artista Natalia Gajardo, un reflejo de lo que significa trabajar en cultura en estos tiempos, incorporando todas las medidas sanitarias autorizadas por la SEREMI de Salud debido a la pandemia del COVID-19.

Lamentablemente en una reunión a la cual asistí con los directores de los Centros Culturales de la Región, se estima que recién en 2021 se espera retomar la normalidad para continuar con la agenda planificada, lo hoy provoca inactividad y cesantía, imposibilitándonos cumplir nuestro principal rol, como lo decía Gabriela Mistral: “la cultura hace por el pueblo lo que el alma hace por el cuerpo”.

El desafío es innovar para no morir, esta es una nueva forma de hacer cultura por lo que debemos seguir por este camino para estar a la altura de las circunstancias. De hecho, tenemos otras exposiciones, pero todo dentro de una planificación a corto plazo.

Sin duda que con el trabajo realizado han dado una nueva puesta en valor de la cultura

Es porque hemos desarrollado una idea fuerte, una industria cultural.

Para captar el apoyo del mundo empresarial, no solo hay que cumplir con un buen arte sino también hacer una buena campaña comunicacional, interesar al público con algo pionero, entre otros elementos, siempre pensando en el bien superior de llevar la cultura a todos lados.

Ese es el trabajo que hacemos junto con otras corporaciones, con las que tenemos lazos afectivos y laborales.

Quiero destacar, por ejemplo, el trabajo que hacemos con el Teatro Municipal de Chillán y la gran labor que lleva a cabo Estrella Monroy o la gestión de los museos Artequín (7) pertenecientes a la CMPC, desde Antofagasta a Los Ángeles.  

Hoy están trabajando en el proyecto “Lázaro” del Parque Museo Pedro del Río Zañartu, ¿cómo se gestó y en qué consistirá?

Este es un legado del gran filántropo, Pedro del Río Zañartu, un hombre destacado, quien tenía una casa patronal ubicada en la desembocadura del Río Biobío, llena de objetos y obras de valor provenientes de sus distintos viajes por el mundo.

Al morir legó su fundo de 543 hectáreas al Gran Concepción, pero cuando ocurrió la separación de San Pedro, Hualpén, Concepción y Talcahuano, nadie se hizo cargo del parque.

Posteriormente, vinieron los problemas sociales y económicos, que se agudizaron con el terremoto en 2010, y el director del parque, Elías Freire, presentó un proyecto por 8.800 millones de pesos para restaurar solo el museo, pero faltaba además pensar en el parque (reforestación, sueldos, seguridad, drones, entre otros aspectos).

Por eso trabajamos en conjunto con el Comité de Administración del parque, presidido por el Gobernador de Concepción, y elaboramos un proyecto convocando a la empresa privada para invertir en el parque y financiar un año de gastos operativos (2 mil 500 millones de pesos), además de generar un nuevo Plan de Gestión, el cual se aprobó el 28 de mayo pasado, lo que nos tiene muy contentos por el aporte al desarrollo de la ciudad de Concepción.

La empresa privada es clave para el desarrollo de la cultura, ¿qué mensaje le enviaría?

La cultura para ellos es un negocio, y hay que actuar como industria cultural para motivarlos.

Por eso quiero hacer un llamado al empresariado, porque no todos tienen una sensibilidad cultural, ya que ven la cultura como un gasto más que como una inversión.

Y en realidad invertir en cultura (música, escultura, pintura, teatro) es el mejor camino para fortalecer nuestra sociedad, porque cultura significa conectarnos con nuestras emociones y nuestra historia como pueblos.

Cuando se invierte en cultura, se invierte en mejorar el alma de las personas.

¿Cuánto ha afectado la pandemia del COVID-19?

Tremendamente. Pero yo lo veo como una oportunidad para reencontrarnos como familia. Para fortalecer la comunicación y conocernos aún más.

Además, es una invitación a empaparse de cultura, leer, escuchar un concierto, visitar virtualmente los museos, en fin, una serie de acciones que alimentan el espíritu.

El desafío es motivar al empresariado para que invierta en cultura, a las municipalidades para que aumenten su presupuesto cultural, y a los gobiernos regionales para que se aumente el 2 % de FNDR para proyectos culturales, no solo centralizados, sino que direccionados hacia comunas más pequeñas.

Finalmente, considerando su rol cultural y social, ¿cuáles son los objetivos que se plantean como Corporación?

Primero quiero señalar que estamos en medio de una pandemia y la palabra clave es solidaridad.

Esto ha llevado a que la Corporación haya modificado su presupuesto anual aprobado para no dejar de lado justamente nuestro rol social, ya que el principal patrimonio son las personas, por ende, hemos ido en ayuda de mucha gente en diferentes regiones, especialmente en Ñuble y Biobío, a través de la entrega de túneles sanitizadores, mascarillas, etc.

Queremos seguir trabajando con y para las comunidades de Chile, aceptando el desafío que nos plantea la naturaleza y la vida, con la misma pasión y trabajo con que hemos crecido en estos años.  

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