Ninguna policía resguardó sitio del suceso tras crimen de joven tras quema de casas en Cañete
La denuncia realizada por la familia de Moisés Orellana, joven de 21 años asesinado por encapuchados mientras huían tras quemar tres casas en Lloncao, Cañete, resultó ser cierta: nadie resguardó el sitio del suceso durante la noche tras el crimen.
El tío del joven, Héctor Pavez, contó que “el auto en que asesinaron a mi sobrino prácticamente quedó abandonado, sin resguardo policial”.
“Imagínese hubiesen llegado los mismos tipos a las únicas evidencias que estaban quedando, hubiesen vuelto y quemado se habrían perdido todas las evidencias”, cerró.
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Ya lo había hecho público su primo, Sergio Vidal, en conversación con el programa Pauta Libre de La Red.
De hecho, un integrante del mismo grupo familiar, por intuición, se quedó allí gran parte de la noche, solo, cuidando que nadie fuera a quemar el móvil; punto clave en la investigación.
La Fiscalía Regional de Biobío explicó que esa madrugada del 8 de septiembre, Carabineros de Cañete informó que no tenía el personal suficiente para atender todas las situaciones derivadas del caso, además de ejecutar otras medidas de protección vigentes.
Por tal motivo, se señaló, la instrucción fue tomar las medidas necesarias para resguardar el lugar, lo que se tradujo en patrullajes constantes, sin acordonar ni dejar a nadie punto fijo en el lugar.
Desde la PDI, en tanto, se explicó que ellos recibieron la orden de investigar, pero que la Brigada de Homicidios llegó al día siguiente a Lloncao para trabajar con luz día, y al momento de arribar, efectivamente el vehículo estaba solo.
Tampoco ellos destinaron personal que pudiera prestar esa cobertura de noche.
De igual manera se indicó desde el Ministerio Público que las pericias permitieron levantar evidencias “relevantes” para la investigación.
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