El poder detrás del camión
Por los caminos de Chile hoy circulan alrededor de 170 mil camiones y José Villagrán, presidente de FEDESUR ha convocado a un paro de camioneros que de norte a sur hará que los camioneros vuelvan a la palestra demostrando, nuevamente, el poderío y la injerencia de este gremio en el inconsciente de la política nacional.
Dentro de la historia de las organizaciones gremiales en Chile, el relacionado con el transporte terrestre ha tenido un rol que sin lugar a dudas ha sido relevantes en episodios insignes, destacando el acontecido 1972, en contexto del gobierno de la Unidad Popular liderado por el Presidente Salvador Allende. Entre los días 9 de octubre y el 5 de noviembre el Gremio Chileno de Camioneros en decisión polémica, decidió paralizar todas sus funciones desde el norte al extremo sur, en un paro de actividades catalogado como “histórico”. Desde ese entonces el diálogo democrático del gremio de camioneros se volvió extorsionado para generar acciones que no sólo apuntaban a sus agremiados, sino que constituyeron acciones políticas que buscaron apoyar la inestabilidad y el equilibrio institucional.
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Frente a los hechos expuesto es interesante ver el proceso y analizar la forma de construcción de este hito, por un lado el uso de la fuerza como medio de negociación, los medios de difusión mediante la prensa y aparición de sus liderazgos cercanos a un sector político, generando un perfil que marcó el gobierno de Allende.
Si bien estas organizaciones gremiales se declaran “apolíticas”, el prontuario de sus líderes dista mucho de esa inocuidad ideológica, ya que Pérez, por ejemplo, ha declarado su admiración por León Vilarín, líder de los camioneros que paralizaron en 1972. Por su parte, José Villagrán, Presidente de la Federación de Camioneros del Sur y segundo al mando de la CNTC, fue precandidato a diputado de la UDI por el distrito 50 de la región de La Araucanía. Sergio Pérez Jara, presidente de la Confederación Nacional del Transporte de Carga de Chile (CNTC) una de las caras visibles del movimiento de camioneros de La Araucanía se manifestó a través de una caravana que, desde Temuco, recorrió camino hasta Santiago para mostrar algunas de las máquinas que, en palabras de Pérez Jara, han sido quemadas por grupos violentistas asociados al conflicto Mapuche.
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El Estado y la ley en estos casos, como en otros, tiene una herramienta jurídica con lo que distintos gobiernos se han protegido: la Ley Seguridad Interior del Estado que tiene como propósito defender la democracia, frente a los ataques de este tipo de agrupaciones.
Es interesante ver cómo se construye la imagen pública de una actividad de hombres duros, fuerte, de choque, pueden darse el lujo de llegar a la Moneda mediante el uso de la fuerza a negociar. La pregunta que surge es la siguiente ¿Que otro grupo humano de esta larga y angosta faja de tierra llamado Chile puede hacer lo mismo sin verse perjudicado? o ¿Hasta cuando los camioneros utilizaran los “fantasma del 72” para seguir negociando con el gobierno de turno?
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