Innovación, personas y crecimiento

En la aventura de la vida la innovación ha estado presente en todas sus formas y manifestaciones posibles, como parte del proceso evolutivo, y por supuesto, del quehacer del ser humano. Desde las primeras organizaciones sociales y el trabajo manual, pasando por el uso de herramientas para el aumento de la productividad y la producción en masa, hasta la era digital y la neurociencia.

A partir de esta línea de tiempo se puede dimensionar las grandes oportunidades que se presentan cuando se pone en movimiento la imaginación y los procesos creativos para generar cambios novedosos. Es decir, cuando se va construyendo un futuro deseado a través de innovaciones que realmente encuentran aplicaciones exitosas según el contexto y las necesidades para aumentar los beneficios sociales, personales y empresariales con la mirada puesta en la calidad de vida y bienestar.

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Existen diferentes tipos de innovación que, de alguna manera, permiten dar respuesta a los retos que se presentan en el movimiento vertiginoso y exponencial de un mundo conectado y globalizado (hoy sobremanera estamos invitados a generar nuevas estrategias flexibles y adaptativas según el dinamismo local y global y los nuevos paradigmas de vida y relacionamiento, sociedad 5.0). Hablamos, entonces, de innovaciones sociales, de productos, tecnológicas, entre otros tipos que se explican gracias al proceso continuo que se edifica trabajando con las ideas, la creatividad y la innovación de tal forma que se materialicen en la agregación de valor para la trasformación de la matriz productiva y de servicios que debe construirse y gestionarse bajo los conceptos de sostenibilidad, económica circular, economía colaborativa, transformación digital, y sobre todo, por la integración amigable de todos los ecosistemas del planeta.

El proceso de innovación está limitado por la velocidad de pasar desde las ideas, la selección de una, hasta la transformación en innovación con su respectiva aplicación, socialización y difusión. Pero además por la gestión de una cultura de innovación, fundamental para la competitividad y supervivencia, que tiene como pilar esencial a las personas y sus capacidades. El liderazgo y la dirección de personas juegan un rol primordial en la transformación y establecimiento de un clima de creatividad y comportamiento innovador, desarrollando dinámicas que derriben los “muros mentales” en las personas y estableciendo nuevos modelos que propicien un ambiente innovador, desde un pensamiento divergente; hasta retar los paradigmas que dominan la vida. Todos estos cambios parten de un profundo interés por ver y evaluar las cosas desde perspectivas nuevas y no transitadas.

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La provocación de cambios en la manera de relacionarnos, de comunicarnos, de aprender, entre otras, contribuyen al cuestionamiento de la rutina y, por consecuencia, al desarrollo de nuevas ideas para una innovación sostenibilidad. Es importante generar crisis en las organizaciones para provocar catarsis (momento para reflexionar sobre la vida, las empresas y sus procesos, lo humano y lo divino, soy un convencido que las personas somos capaces de valorar las cosas de un modo distinto y renovado) y gatillar los procesos de innovación que nos permitan seguir vigentes y competitivos. Debemos hacer que las cosas sucedan haciéndonos cargo del desarrollo País mirar las cosas con otro prisma y desde otra vereda.

Como Facultad de Ingeniería evidenciamos un sello donde nuestros estudiantes, por medio de metodologías activas y la académica de innovación, son los protagonistas del aprendizaje y el desarrollo de innovaciones, entendiendo, que los grandes problemas de la actualidad responden a elementos multidisciplinarios, y la comprensión de los mismos. Es en este contexto, que la Ingeniería está teniendo un protagonismo relevante en la vida de las personas, en donde, la demanda por servicios de Ingeniería está permanentemente en aumento y los avances de la ciencia y la tecnología, están cambiando y actualizando las mejores prácticas de la Ingeniería para un mundo que construimos día a día. La innovación necesita de personas que se ilusionen, que se identifiquen y se comprometan con un proyecto superior que introduzca un cambio en sus prácticas habituales.

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