Investigadora de Fundación Sol: “El feminismo es una potencia subversiva y radical"
Fotografía: Investigadora de Fundación Sol

Investigadora de Fundación Sol: “El feminismo es una potencia subversiva y radical"


Por Vale Vivallo | 16 Agosto 2020 23:47
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Andrea Sato, investigadora de Fundación Sol, hace casi una década transita entre el feminismo y sus implicancias en la economía; en la inestabilidad laboral y el respeto a la mujer; y siguiendo muy de cerca la evolución del movimiento que está rompiendo los patrones tradicionales e instalando nuevas formas de vivir en sociedad.  

El trabajo precario, el endeudamiento en crecimiento, la flexibilidad laboral, en fin, son muchas las variables que Fundación Sol incluye en sus análisis que constantemente demuestran cómo la desigualdad en Chile, lejos de disminuir, pareciera que se fortaleciera.

Pasar de estar enterrada en lo privado a instalarnos en “lo público” ha generado que se boten ciertos patrones que durante largos siglos fueron normalizados y aceptados sin grandes reparos. Pero los últimos años la ola feminista ha echado por tierra varios de esos preceptos. Y así, surgen fuertes cuestionamientos a cómo se ha estado construyendo la sociedad.

Andrea Sato es licenciada en Historia, trabajó en un colegio hasta que su interés por el sindicalismo la llevó a ser reclutada por el equipo de investigaciones de Fundación Sol, quienes representan uno de los espacios más legitimados para abrir discusiones sobre la realidad chilena.

Seis mujeres y tres hombres componen el equipo que Andrea describe como “espacio de trabajo colectivo, donde todos tenemos nuestras áreas e intereses personales, y nos nutrimos constantemente”. Dentro de sus últimos análisis se cuentan salario mínimo, AFP, entre otros.

Suena bien. Y es que, desde su creación, Fundación Sol, siendo un equipo reducido, pero con fuerte responsabilidad social, ha develado las enormes desigualdades que reinan en Chile.

’90: rompe patrón del varón proveedor

Uno de los quiebres más importantes en lo que llamaremos “la evolución de la mujer” ocurrió en la década de los 90, donde los roles de hombres y mujeres se entendían como de proveedor y cuidadora, respectivamente.

Una fuerte crisis económica “obligó a las familias a que más de una persona lleve ingresos remunerados al hogar. Esto motiva a la integración de la mujer al trabajo”.

“Fue a partir de una crisis, pero hoy, de acuerdo a nuestros análisis y los datos de la última CASEN, podemos decir que las jefaturas femeninas del hogar que incluyen el cuidado de los hijos aumentaron de un 20 a un 50%”, indicó Andrea Sato. O sea, el patrón proveedor-cuidadora, cambió.

La estructura social y la violencia a mujeres

Por un lado, entonces, tenemos que con la incorporación de la mujer al trabajo se suma un rol, pero no disminuye en nada la violencia sistemática hacia ellas. “Es el modelo de jerarquía social, la estructura social”, dice la investigadora.

En tanto que, por otro lado, identificamos las “lógicas verticales y autoritarismos que se daban en lo privado, ahora expuestos en lo público, a través de un movimiento feminista que visibiliza las violencias”, puntualizó Sato.

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La trampa de los feminismos liberales

Y el rompimiento de patrones sigue. Cuando esas lógicas ya no representan la realidad, todo tiende a dar pequeños giros.

En este sentido, Andrea Sato es crítica sobre lo que buscan los llamados “feminismos liberales”, los que alguna vez lograron el voto para las mujeres, podrían hoy estar apuntando a masculinizar el movimiento, en vez de seguir la tendencia de resignificar los espacios.

“¿Cuáles son sus objetivos? ¿Cuáles son los parámetros? ¿Queremos masculinizarnos o queremos que se resignifique el espacio privado? ¿Por qué siempre a las mujeres se nos mide de acuerdo a parámetros de hombres? ¿Queremos ser igual a los hombres o queremos resignificar el buen vivir?, cuestionó.

Una potencia subversiva y radical

Y es que, en los ojos de Sato, “el feminismo es una potencia subversiva y radical, porque no sólo demanda una menor brecha salarial, sino que hay una propuesta de la forma en que nos vamos a relacionar. Hoy se privilegian los intereses individuales y no los proyectos colectivos”.

“Por eso veo todo con mucha cautela. Es importante que el feminismo y su contenido no se vacíe rápidamente y nos quedemos sólo con los slogans y las poleras compradas en el retail por una mujer aún más explotada que tú. Hay que disputar ese contenido. He ahí el desafío que tenemos como feministas, en todas las áreas en las que participamos”, sostuvo.

Los hombres se deben reeducar

Consultada sobre las masculinidades y sus implicancias, Andrea Sato explicó que “aquí la pregunta es ¿Quién se hace responsable de ese proceso de deconstrucción, reeducación, de observación de las misoginias internas? En ese sentido, creo que les cabe a los varones hacerse cargo de las violencias que cargan. Es importante establecer que todas estamos en un proceso de reflexión constante, analizando las violencias de los varones y lo que implican sus masculinidades”, sentenció.

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Estudio “No es amor, es trabajo no pagado”

La investigadora de Fundación Sol, agregó que en el reciente estudio publicado que se titula “No es amor, es trabajo no pagado”, se evidencia que, si bien se han creado más de un millón de empleos para mujeres durante los últimos años, estos son mucho más precarios que los de hombres.

Pero, además, en un alto porcentaje de mujeres trabajadoras, son ellas las que también cumplen cerca de 40 horas semanales a cargo de labores hogareñas, por lo que finalmente, pese a recibir menos salario y tener empleos más precarios, muchas de ellas también deben cargar con el trabajo en la casa.

Lo anterior, no hace más que confirmar las grandes brechas entre hombres y mujeres que aún faltan por ajustar.

¿Y qué pasa con la Maternidad?

Está comprobado, expuso Andrea Sato, que sí existe penalidad a las mujeres por ser madres. “Se reduce su salario al tener un hijo, y esta reducción aumenta con un segundo o tercer hijo”.

Una de las corrientes a nivel mundial cuestiona el postnatal chileno, asegurando que es muy amplio y que eso podría provocar que las mujeres, al reintegrarse tras los seis o siete meses de postnatal, se vean en desventaja de los hombres o sus pares que continuaron de manera regular en sus trabajos.

Ante esta consulta, Andrea adelantó que en unos meses se publicará un estudio en el que precisamente se analiza este punto, los alcances de la maternidad y cómo afecta a las mujeres chilenas el alejarse de sus puestos de trabajo para cuidar de los hijos.

“Hay una discusión abierta sobre cómo garantizar el pre y post natal. Una propuesta que señala que es fundamental un pre y post natal paternal que no sea voluntario, pero también está patente la idea de crear algo similar a un Servicio Nacional de Cuidados, que garantice como política pública el bienestar del hijo o hija y de la madre. Hay que abordarlo”, subrayó Sato.

La peor violencia: los feminicidios

¿Cuál es el tipo de violencia que más te afecta personalmente? La investigadora Andrea Sato responde “Los feminicidios. Son la punta del Iceberg de muchas violencias”.

“Los feminicidios me afectan mucho emocionalmente y creo que afecta a todo el tejido social. La violencia machista y el tratamiento que se les da a través de los medios de comunicación; el punitivismo, exigir pena de muerte; otros que patologizan a los feminicidas, que dicen que están enfermos… Es mucha información. Yo creo que hay que reeducarnos”.

Sin duda son muchas las aristas a analizar en una conversación con la investigadora de Fundación Sol, Andrea Sato. Aquí sólo mencionamos algunas, pero los dejamos invitados e invitadas a sumergirse en los estudios públicos en el sitio web de la entidad.

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