Programa Amelia: Innovación con impacto social
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Programa Amelia: Innovación con impacto social


Por Valeria Vásquez | 30 Julio 2020 01:16
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Jacqueline Sepúlveda lideró el Programa Amelia, realizado en conjunto por la Academia de Innovación de la UdeC y en el que participaron las universidades UDD, UBB, USM, UCSC, cofinanciado por Corfo Biobío.

Está enfocado en identificar y disminuir, las brechas existentes en emprendimientos realizados por mujeres en la Región del Biobío.

En el año 2018, varias mujeres de diferentes universidades de la región del Biobío, decidieron conformar la mesa de mujeres en Innovación, junto a la Seremi de la Mujer y Equidad de Género.

"Empezamos a estudiar qué factores incidían directamente sobre el perfil innovador de la mujer en el Biobío", relata Jacqueline Sepúlveda, directora del programa Amelia.

Encontraron información importante, como explica Jacqueline, “que las mujeres tienen más miedo a emprender, se percibe que tienen menos competencias, pero al mismo tiempo tienen una valoración social del emprendimiento similar que los hombres”.

Frente a estos antecedentes, recalca, “dijimos cómo no vamos a hacer capaces de generar un programa que nos permita fortalecer el ecosistema de innovación y emprendimiento en el Biobío, a través de una iniciativa concreta”.

"Y decidimos armar el programa Amelia, que es un proyecto financiado por Corfo Biobío, que es interuniversitario e intersectorial, siendo así el primer proyecto que fortalece el ecosistema de innovación y emprendimiento en la región del Biobío"-, enfatizó el punto la directora del proyecto.

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Antecedentes para Amelia

Si bien el gran paraguas es el emprendimiento, el proyecto tiene subdivisiones o segmentos, "entonces estaba orientado a un grupo de mujeres que aún no son emprendedoras, pero que tienen muchas ganas de llegar a hacerlo, y donde teníamos que fortalecer ahí” explica Jacqueline.

Y también, "teníamos el foco en mujeres que estaban partiendo en su emprendimiento o que ya tenían un tiempo, e incluso ya estaban exportando", añadió.

"Fue así como dividimos el programa en talleres de capacitación y entrenamiento de esas habilidades necesarias, que nosotras consideramos que eran las grandes brechas para que el emprendimiento fuese exitoso: la falta de conocimiento o el profesionalismo del mismo emprendimiento, conocer más sobre el tema, hacer una vigilancia tecnológica, y sumando una brecha clave, que es el desconocimiento de la cadena de valor del emprendimiento", explicó Sepúlveda.

Tomando en cuenta la cadena de valor, agrega, "consideramos en cómo la emprendedora podría generar sinergia con los distintos proveedores, que conducen a su emprendimiento".

"Aquí encontramos falta de capital social, sinergia y generar asociatividad, a lo que se suma una gran brecha, que guarda relación con la invisibilización de estos emprendimientos”, aseveró Jacqueline Sepúlveda.

Levantamiento

Todo lo anterior, reconoce Jacqueline, "permitió darnos cuenta que la mayoría de los emprendimientos de las mujeres en la región surgen más por necesidad que por oportunidad".

Los emprendimientos por necesidad, explica la directora, “no todos perduran en el tiempo ya que muchas mujeres hacen estos emprendimientos, porque están pasando por una etapa en que necesitan recursos, una vez que la superan no continúan con la actividad; mientras que los emprendimientos que son por oportunidad en su mayoría son de base científica tecnológica, y acá nos encontramos con otra gran brecha, donde nos preguntamos cómo hacemos que más mujeres desarrollen iniciativas emprendedoras con base científica - tecnológica, y que perduren en el tiempo y no caigan en el valle de la muerte”.

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Manos a la obra, el programa

En base a este levantamiento, la misión era que cada universidad participante de la región, contribuyera a dar solución desde el área que más había trabajado y logrado mayor alcance.

“Así partimos con comunicación, ya que existía una necesidad clara de visibilización de sus emprendimientos, por lo que era importante desarrollar y potenciar habilidades en el área”, explica Jacqueline.

"Así nos dimos cuenta de que era importante, que las mujeres sepan comunicar una idea, sepan entregar un mensaje transmedial, utilizando todas las plataformas posibles y así en un mensaje corto poder dar a conocer su emprendimiento y visibilizarlo", cuenta la directora.

De esta forma, a la Universidad de Concepción le tocó organizar el Media Training, donde un grupo de destacados periodistas de la región hicieron una preparación para habilidades comunicacionales en mujeres, que podían tener voz pública y podían colocar temas que estaban vinculados a los emprendimientos, que existían en la región del Biobío.

“Identificamos sectores; sustentabilidad, turismo, educación y servicios, que son importantes, pero no encontramos mujeres que pudiesen hablar con propiedad y con base científica tecnológica sobre esos emprendimientos”, dice Sepúlveda.

Así, la estrategia fue “formemos mujeres con una base sólida científica para que ellas coloquen el tema y así visibilicen la importancia que tienen para la zona, para el país y para el mundo. Hablar de sustentabilidad, economía circular, de tecnologías de la información y educación virtual”.

También la Universidad Federico Santa María tuvo la tarea de desarrollar otro módulo de marketing digital y se les enseñó de qué manera digitalmente tú puedes vender un producto, cómo hacer para vender mejor.

Estallido social - pandemia

“Era muy difícil poder convocar masivamente a las personas para que fueran a las universidades, y concretamente a los talleres y exposiciones, y luego llegó la pandemia, con ello el desafío de virtualizar contenidos y hacer todo el proyecto vía digital, que fue súper difícil pero gratificante a la vez”, menciona la directora.

A partir de ese momento todo se empezó a trabajar a través de las plataformas digitales.

Utilizaron Facebook live para hacer los entrenamientos y así la Universidad del Desarrollo hizo un taller sobre innovación.

La Universidad San Sebastián hizo un taller sobre emprendimiento y sustentabilidad, la UBB sobre estrategias de emprendimiento y la UCSC un taller sobre estrategias de internacionalización de los emprendimientos.

“Así nos dimos cuenta que las brechas que identificamos pre- pandemia estaban súper claras y que, de alguna forma estábamos disminuyendo esas brechas con este proyecto”, confidenció Sepúlveda.

Tras la emergencia aparecieron brechas adicionales para que las mujeres sean exitosas en esos emprendimientos.

La brecha digital y la falta de confianza, esta última de cómo Chile se observa y también de cómo se potencia la asociatividad, la cooperación y la solidaridad, si no existe la confianza para que esto sea una realidad, y puedan generar mayor cantidad de productos para lograr con ello mayor participación de mercado, tanto nacional como internacional.

El cierre del proyecto

"Fue harto esfuerzo, pero si podemos resumir el proyecto Amelia fue un éxito" relata Sepúlveda.

“No sólo porque logramos disminuir las brechas, sino porque nos entregó información sobre las brechas pre y post pandemia de la realidad de los emprendimientos femeninos” concluye.

"También fue un ejemplo de como el trabajo colaborativo interdisciplinario, intersectorial e incluso interuniversitario es posible", añadió.

"Pasamos de la teoría a la práctica, ya que se habla de manera teórica de la importancia de estos elementos, pero cómo lo llevamos a la práctica, el proyecto Amelia es un ejemplo, de que sí se puede hacer", reconoce Jacqueline Sepúlveda.

“Es un ejemplo de la interacción de las inteligencias colectivas, de cómo mujeres que trabajan en innovación tenían un objetivo común, y fueron capaces de colaborar y participar sacando adelante un proyecto que tiene un impacto para la región, es muy gratificante” cerró la directora del Proyecto Amelia.

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