Una nueva visión de la industria
Tengo la percepción que la palabra industria, en esta generación y algunas de las pasadas, resuena como una expresión no grata para gran parte de la sociedad, sobre todo para aquellos que estamos viviendo las consecuencias de una revolución industrial que no consideraba en su quehacer el medioambiente y los ecosistemas como parte “viva e interactuante” de un nuestro territorio y planeta.
Es sabido que el crecimiento o desarrollo industrial, con todas sus variables y constantes, promueve la activación económica y personal mejorando la calidad de vida de los ciudadanos, pero a su vez estimula significativas transformaciones en el entorno social y ambiental, algunas con impacto positivo, pero muchas que ocasionan un desequilibrio, contaminación, calentamiento Global, velocidad del cambio climático, entre otros, en la conexión de los distintos ecosistemas que se configuran en un solo punto, la tierra.
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En el colectivo, seguramente, se asocia la palabra industria a máquinas o grandes estructuras que en su momento se destacaban por su nivel de productividad y desechos “invisibles”, es así como crecimos viendo industrias con grandes chimeneas emitiendo sus gases al aire y tubos que desembocaban en el mar o algún cause de agua destruyendo ecosistemas y transformando severamente el entorno, casi normalizando esta situación, quizás por desconocimiento de las consecuencias. Hoy, en un nivel de conciencia más avanzado y con más conocimiento y acceso a la información gracias a internet y las redes sociales, nos damos cuenta de los errores que hemos cometido como personas y profesionales al seguir con una economía lineal y obsoleta que no considera los distintos ecosistemas.
Debemos pasar desde una Economía lineal a una Circular en todas las industrias, aplicado este modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes reproduciendo el comportamiento de la naturaleza.
Según el texto obtenido de etimologias.dechile.net “La palabra industria viene del latín industria, vocablo formado por el prefijo indu- (en el interior) y la raíz del verbo struo (construir, apilar, organizar, fabricar), con el sufijo de cualidad -ia. Actualmente designa preferentemente a todas las actividades humanas destinadas a la obtención y transformación de todas las materias naturales, con vistas a la obtención de bienes trasformados de consumo. Pero en latín significó primero "aplicación y laboriosidad" y al mismo tiempo "ingenio y sutileza", muchas veces "artificio solapado que uno trama en el interior de su mente”.
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Como se puede leer en ningún momento la palabra industria llama a la contaminación o destrucción de ecosistemas y entornos, todo lo contrario, nos incita a trabajar desde el interior (lo interpreto como conocerse y gestionarse a sí mismo, nuestros procesos) e igualmente a construir y organizar aplicando ingenio y sutilizas a todas las actividades humanas para la transformación… de las manera en que nos relacionamos, compartimos y colaboramos; de los procesos y la gestión del conocimiento, de consumidores en usuarios, pero sobre manera para la transformación de una economía líneal a una colaborativa y circular, entre muchas otras cosas que debemos cambiar para un desarrollo industrial y económico sostenible.
La invitación es a tomar la palabra industria en su aspecto más positivo, provocando el bienestar de toda la sociedad y de las personas, flexibilizando y adaptándose a una 4.0 y una sociedad que interactúa con Inteligencia artificial, máquinas inteligentes y robots en una sociedad 5.0 donde la persona es el centro del desarrollo y en la que nadie se quede atrás.
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