Voz y alimentación tras el alta hospitalaria por Covid-19
Muchos creen que luego de salir de la unidad de paciente crítico se acabaron los cuidados especiales y se puede continuar la vida que se sostenía antes de ser hospitalizados.
Los invito a pensar en lo siguiente: ¿se imaginan cómo se sentirían si quisieran decir algo y la voz “no saliera”? ¿O tal vez si tuvieran mucha sed y desearan tomar agua, pero se atoran y tienen dificultad para respirar por esto?
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Éstas son parte de las complicaciones post-extubación prolongada, ya que durante el tiempo en que se está con ventilación mecánica invasiva existe el riesgo de insuficiencia fonatoria y disfagia.
La disfagia es una alteración de la deglución que aumenta el riesgo de complicaciones respiratorias, generando más probabilidades de requerir la re-intubación, aumentando el tiempo en que se está hospitalizado, sin mencionar el aumento de costos que ello implica.
Frente a esto, invito a las autoridades a analizar cómo se están administrando los recursos públicos destinados a la pandemia, dado que la incorporación de un profesional fonoaudiólogo en las unidades de paciente crítico contribuye directamente a prevenir las complicaciones durante la hospitalización, además de velar porque la alimentación del paciente intubado sea segura y eficiente.
Todo lo anterior se traducirá en una recuperación más pronta, completa, ayudando a mantener una mayor cantidad de camas disponibles.
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Recortar gastos en un profesional como el fonoaudiólogo es un ahorro mal entendido, además de una vulneración al derecho a la salud de los pacientes críticos que, en el mediano plazo, causará un aumento de los costos (por la prolongación de la estadía hospitalaria debido a las complicaciones) y consecuencias serias en la calidad de vida de la persona recuperada, que tendrá repercusiones en su voz y alimentación, ésta última incluso generando recidiva (reaparición) de los cuadros respiratorios y riesgo vital.
A las personas infectadas por Covid-19 y sus familias: consulten por el fonoaudiólogo del centro hospitalario, exijan su participación en el abordaje médico – terapéutico y, si no está disponible, busquen ayuda. Consideren la posibilidad de una atención externa, que por cierto, se podrá reembolsar.
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