La tensa calma
Por estos días, la pandemia vuelve a resonar en los oídos de la región del Biobío. Se vive una tensa calma, ya que por tres días consecutivo se obtuvo más de cien contagios y de los 631 casos activos, un tercio corresponde a las últimas 48 horas.
Los casos del partido de fútbol en Coronel - y el correspondiente tercer tiempo con asado incluido-, junto a la grabación del video en las calles de Lota, son evidencia de un relajo respecto a la actitud a adoptar frente a la pandemia.
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¿Se nos vino la noche? ¿Llegó la noche de los cuchillos largos? ¿El virus nos respira en la nuca? No, sería un tanto exagerado, así como los “cuarentena total lovers” (entre ellos la porfía del municipio penquista, encabezado por el alcalde Ortiz). Ahora bien, de aquello no se sigue, sino que preocuparse más todavía del autocuidado, responsabilidad, prevención, respetar las medidas dictadas por la autoridad sanitaria y, de ser posible, quedarse en casa. El relajo o descuido no puede formar parte del itinerario ni del día a día. Estaremos bajo la amenaza latente del virus por al menos un buen tiempo más, como han dicho varios intelectuales y expertos.
No nos queda más que aceptar la realidad y no intentar adulterarla al gusto propio -ni tampoco interpretarla para llevar agua a nuestro molino, como algún intelectual de la plaza que pensó que ahora definitivamente tenían que desalojar La Moneda-. Como diría el filósofo estoico Séneca “la adversidad es ocasión de virtud”, son éstos los momentos en que se debe demostrar la suficiente cordura y racionalidad ante la magnitud del fenómeno que enfrentamos.
La adopción de nuevas medidas por parte del Seremi de Salud van en el sentido correcto, buscando ampliar las residencias sanitarias habilitadas y los puntos de control.
Sin duda de que la carrera contra la pandemia será de largo aliento y durante su tránsito se debe analizar minuciosamente qué pieza mover, al igual que en el ajedrez.
Resultará imprescindible mantener una comunicación precisa, contener las expectativas y adoptar decisiones en base a un examen entre los insumos que los expertos proveen y lo que las autoridades deliberen entre sí. En ese sentido, el alto al fuego entre el alcalde Ortiz y el intendente Giacaman posibilita un mejor entendimiento y un trabajo más coordinado.
Aunar voluntades será vital, en eso las autoridades todavía se encuentran al debe, pero es un buen comienzo limar asperezas y trabajar juntos, la población lo que espera es una acción clara y coordinada, producto del miedo a contagiarse.
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El desafío para la política y nuestras autoridades en Biobío será saber navegar entre la tensa calma. Que esta no se convierta en un descontrol generalizado, pero que tampoco por ello implique un relajo digno de época estival.
Saber contener las pulsiones de quienes consideran que estamos frente al abismo, pero también alertar con la debida precaución a quienes pequen de confiados.
En esa delgada línea, se juega sortear con éxito la contención de esta pandemia por estos lares.
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