Predicar con el ejemplo (nos falta), es una columna de opinión escrita por Jorge Condeza Neuber para www.sabes.cl e, Diario Digital del Gran Concepción
En el reino animal existen sociedades capaces de organizarse, respetar las jerarquías, a sus líderes y sus estructuras, lo que en general les permiten funcionar y llevar a cabo diversos objetivos para satisfacer las necesidades de protección, alimentación, reproducción, migración, cuidados o asistencia, asignando tareas a cada uno de sus integrantes para lograr las metas. De esta manera, las orcas cuidan a sus crías e incluso a sus nietos, los elefantes son liderados por la hembra con más experiencia - generalmente la de mayor edad- formando manadas donde sus integrantes encuentran lealtad, apoyo y protección; las hienas cazan en grupo donde cada una tiene una ocupación determinada; las hormigas y las abejas poseen una ordenación bastante conocida, con un macho, obreras y una reina, y así, se hace posible mantener vivos hormigueros y panales para buscar, almacenar y cuidar los alimentos. Estas son algunas características de sociedades que funcionan persiguiendo un fin común y beneficios colectivos.
Nuestrasociedad también cuenta con una estructura. Presidente, ministros,parlamentarios, comandantes en jefe, dirigentes políticos y diversosactores que alcanzan ese estatus discurseando sobre el bien comúnpero que aparentemente operan de acuerdo a sus propios intereses o elde las instituciones que dicen representar, perdiendo la visión delas necesidades nacionales. Son personas visibles y reconocidas, quese transforman en “el” ejemplo para los ciudadanos, y que enmuchos casos olvidan, no solo que son los representantes de suselectores, sino el rol que cumplen, actuando en forma corrupta, conprepotencia, saltándose las reglas, abusando mañosamente de suposición -sobre todo en el trato hacia la autoridad- ysintiéndose amparados por alguna inmunidad que definitivamente haceescuela y da pie a que todos sintamos el derecho a burlar las normasdiseñadas para lograr una sana convivencia.
Por eso es tan frecuente encontrar que mientras nadie mira, la mascota hace sus necesidades en cualquier parte; o gente que maneja contra el tránsito porque serán solamente 50 metros, o los que no respetan la cuarentena porque tiene que “hacer” o aquellos que estacionan en el lugar de los discapacitados por trámites que siempre demorarán diez minutos. Cuantos en estos días no quieren hacer la fila porque están apurados, o no respetan a los carabineros tirando los galones encima, o insultan al prójimo mostrando algún cartón universitario. O los incontables casos de profesores vapuleados por llamar la atención del hijo regalón, o de quienes se estacionan en cualquier parte pues “anda poca gente” o no ceden el asiento porque están “cansados” o dejan la basura en cualquier lugar porque otro lo hace. Para que escarbar en asuntos complejos si con ejemplos simples se demuestra claramente el estado de nuestra sociedad.
Argumentosy justificaciones dan para llenar muchas páginas, pero si revisamoscualquier sociedad que marcha bien, de cualquier origen, llegaremos ala misma conclusión: respetar las reglas sin excepciones, considerarque mi lugar, mis derechos y mis obligaciones son tan importantes yrespetables como la de cualquiera, harán que los resultados seanpositivos para que todo resulte mejor.
¿Seranecesario poner penas más drásticas para que todos estemosconvencidos por la fuerza hasta de los asuntos más básicos? ¿Olograremos que nuestra capacidad de razonar nos permita entender quees fundamental el respeto, y que los derechos y obligaciones tenemosque cumplirlos independiente del estatus que tengamos en la sociedad?
Esta crisis muchos la ven como una oportunidad. Lo que ha pasado al país desde octubre debiera modificar buena parte de nuestros comportamientos y así lograr una mejor convivencia. Al parecer los diagnósticos están sumamente claros, solo resta enfrentar de verdad los problemas que tenemos y principalmente necesitamos autoridades que entiendan el rol que cumplen y que prediquen con el ejemplo.
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Redacción Sabes