Las políticas climáticas chilenas deben basarse en la evidencia científica
- Empoderadas plataforma de comunicación que promueve la equidad de género en alianza con Sabes.cl difundirán cada semana artículos de Mujeres en Ciencia y Tecnología de diversos lugares de Chile
· Estos artículos forman parte de la revista Empoderadas, que se lanzó en enero pasado.
Como un final frustrante fue catalogada por diversos actores la finalización de la COP 25 presidida por Chile, instancia en la que muchos esperaban acciones concretas para detener el calentamiento global.
Uno de los compromisos de los 84 países era comenzar a bajar sus emisiones de C02 desde el 2020; sin embargo, las potencias responsables del más de 50% de las emisiones del mundo no se sumaron a esta meta.
En Chile, dos científicas Dra. Paz Durán y Dra. Olga Barbosa, ambas Investigadoras de la Universidad Austral de Chile y del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), publicaron en la revista Science en octubre pasado un artículo decidor “Seeing Chile’s forest for the tree plantations”
En el artículo, las investigadoras recalcan la importancia de políticas climáticas basadas en la evidencia científica disponible, con el fin de evitar amenazas a la biodiversidad nativa y el bienestar humano, por decisiones que no toman en cuenta la complejidad de los ecosistemas ni los efectos sociales y económicos.
Este desafío no sólo es aplicable en la industria forestal, también requiere ser llevado a aspectos de la política que tenga un impacto socio-ambiental.
“El diseño de estrategias respaldado por evidencia científica, permite distinguir qué es lo que ha funcionado y lo que no, ayudando a establecer medidas efectivas que Beneficien múltiples sectores simultáneamente”, recalca la doctora Paz Durán.
Cuenta regresiva
En su columna, las investigadoras plantean el riesgo que se corre al considerar que “las decisiones que no incorporen evidencia científica multidisciplinaria, provoquen efectos colaterales e incentivos perversos, afectando gravemente, entre otras cosas, la biodiversidad de los bosques chilenos”.
En un sector como el forestal, que promueve la plantación de monocultivos de árboles nativos o exóticos, como mecanismo de mitigación al cambio climático, es preocupante. Por ejemplo, la Corporación Chilena de la Madera (CORMA) propone una adición de 2 millones de hectáreas de plantaciones de especies elegidas por cada propietario (ej. pino o avellano), equivalente al 2,6% de la superficie continental chilena.
Sin embargo, Paz Durán plantea que el modelo forestal chileno, requiere actualizarse a través de un lente multidisciplinario y transversal que le permita ir más allá de la legitimidad política y que así incorpore necesidades socio-ambientales de hoy en día: tener acceso al agua, no estar expuestos a riesgos de incendios, vivir en espacios limpios de contaminación, entre otros.
“La buena noticia es que existe una gama amplia de evidencia disponible para construir ese lente, y un capital humano avanzado nacional de punta para implementarlo”, destaca la doctora.
La urgencia es ahora. Sin embargo, “ponderar diferentes necesidades sectoriales dentro de una nueva estrategia climática es un proceso desafiante, humana y técnicamente”. Durán plantea que para ello se deben plasmar los diversos intereses sectoriales en una mesa de discusión y trabajar en conjunto una estrategia común “pero para lograr esto se necesita un liderazgo certero y claro, el cual esperamos tome el nuevo Ministerio de Ciencias en estrecha colaboración con el Ministerio de Agricultura, Medio Ambiente, Energía y Desarrollo Social y Familia”.
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