Aprobar o rechazar
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Aprobar o rechazar


Por Sergio Fuentes | 07 Febrero 2020 09:45
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- El Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución abrió el camino para iniciar un proceso constituyente en Chile por la vía institucional, materializándose en una reforma constitucional que reguló sus distintas etapas, desde el plebiscito de entrada al plebiscito de salida o ratificatorio.

Aprobar o rechazar una nueva Constitución y el órgano llamado a redactarla, son las opciones que deberemos marcar el próximo 26 de abril.

Si bien, la encuesta CEP de diciembre pasado situó el tema constitucional en un décimo primer lugar de las prioridades a resolver, consultados sobre sus preferencias frente a una nueva constitución un 67% de los encuestados la aprueba, un 13% rechaza y un 20% no sabe o no contesta.

Estemos o no de acuerdo con la necesidad de dotarnos de una nueva Constitución, lo cierto es que estamos viviendo un hecho inédito y trascendental en la historia constitucional de nuestro país, del cual debemos hacernos parte de manera responsable e informada.

Sin embargo, y pese a la relevancia de este proceso, aún subsisten dudas respecto del alcance y efectos de una u otra opción que, lamentablemente, las acciones y el discurso de ciertos sectores políticos y sociales no han contribuido a despejar.

Así, se han alzado voces que tildan de imprudente la opción rechazo, no obstante, su legalidad, se ha sostenido que se clausurará el Congreso si gana la opción apruebo; se ha planteado que una nueva constitución es la única vía para restablecer la paz en Chile, o bien, que ola de violencia que vive el país no garantiza un proceso constituyente realmente democrático y legítimo.

Se torna imperioso, entonces, que el discurso político y la defensa de una u otra opción recuperen la seriedad argumentativa sofisticando los términos del debate constituyente, tanto en la forma como en el fondo. Debemos evitar las campañas del terror, pues no podemos aceptar que por temor a la violencia o a las funas no podamos expresar y defender libremente nuestras preferencias y, lo que es peor, que ese miedo distorsione la voluntad popular y condicione el voto libre y soberano. 

Para asegurar la legitimidad del proceso constituyente resulta esencial que todos los sectores políticos reconozcan la validez de ambas opciones; garanticen condiciones mínimas para el libre intercambio de ideas, la sana deliberación, discusión y persuasión; condenen de manera expresa y clara la violencia como método de manifestación política y social; y, finalmente, se comprometan a respetar y hacer respetar el resultado del plebiscito, cualquiera que este sea, con todos los efectos que ello conlleva. De no ser así, se estará dañando gravemente la democracia como forma de gobierno entre nosotros.

Esperamos entonces que nuestros legisladores vuelvan descansados de sus vacaciones en el extranjero, que hayan podido desconectarse y reponer fuerzas, como no han podido hacerlo los vecinos de las zonas de sacrificio, para que, de esa forma, puedan cumplirle a ellos y a todos los chilenos el compromiso, asumido en el Acuerdo del 15 de noviembre pasado, con el  restablecimiento de la paz social y el orden público en Chile y el total respeto por los derechos humanos y la institucionalidad democrática vigente.

Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan necesariamente el pensamiento de www.sabes.cl El Diario Digital del Gran Concepción.

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