¿Otro golpe a la economía y bienestar regional?

Sin duda, el 18-O hizo cambiar a las personas, pero también vino a revolucionar los números en la economía. Si bien, siempre cuando hay una crisis van a existir ganadores y perdedores, por ahora podríamos decir que los ganadores no alcanzan a compensar, en teoría, a los que perdieron.

Esta situación se pondrá aún peor cuando comencemos a ver los reales efectos en el empleo y el menor crecimiento y dinamismo de la economía. Una de las variables que nos tendrán así por un buen tiempo es la incertidumbre que generó el estallido social y que ahora generan las etapas que se nos vienen encima.

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Uno de los sectores más golpeados es el de la construcción. Este sector representa más del 60% de todo lo que se invierte en el país. Las expectativas de los empresarios y consumidores del sector, esenciales para la economía, pero especialmente para el sector de la construcción e inmobiliario, son pesimistas. A nivel empresarial, una de las últimas encuestas del sector muestra que el 69% de las empresas han postergado el inicio de las obras y el 62% declaró haber paralizado sus proyectos.

En términos de contratación, el sector emplea cerca de 700 mil personas directamente y en la región alrededor de 70 mil. De esos, a nivel nacional han sido desvinculados poco más de 52 mil y en la región debería estar cerca de los 5 mil. Si bien el proyecto MAPA inflará la cifra de empleo, los próximos meses esta cifra de desempleados del sector debería aumentar.

La mala noticia para la provincia viene dada por el Plan Regulador Comunal en Concepción, que, con una mirada solo comunal, pero inserto en un “Gran Concepción”, pretende limitar la altura de la edificación en el centro de 5 a 7 pisos. Esto traería como consecuencia un aumento más moderado del precio de los terrenos y viviendas en el sector céntrico, limitando la posibilidad de densificar la ciudad y potenciar el bienestar de las personas, obligándolas a vivir lejos de los servicios y los trabajos, aumentando así la motorización y sus conocidos problemas de tiempos desplazamiento.

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Pero lo peor, desde la mirada de corto plazo, es el desempleo que se va a generar al reducir considerablemente los proyectos, dándole otro golpe a las familias de la región. En especial, a los trabajadores menos especializados y a todo lo que se mueve alrededor de la construcción.

Por esta razón es que es preocupante que este tipo de planes no cuantifiquen y expliquen a la población los reales efectos en el corto y largo plazo, ya que en los días que corren, los slogans que suenan bonitos para la población, no necesariamente terminarán beneficiándolos. Recordemos que los problemas complejos tienen soluciones complejas. Lo demás se acerca mucho al populismo, y las consecuencias de eso las podemos ver a diario en países que han visto cómo el centro de sus ciudades termina expulsando a los residentes a los suburbios, por políticas como esta.

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