Ingeniera migrante en Chile: Desafíos
Llegado el momento de escoger carrera universitaria en mi país natal, Venezuela, nunca me cuestioné la decisión de estudiar Ingeniería Química. En mi último año de estudios, fui Practicante/Memorista en el Complejo Refinador de petróleo más grande del país, y luego ejercí como Ingeniera de Procesos en un equipo conformado mayoritariamente por hombres, donde nunca se cuestionaron mis capacidades o desempeño.
Unos años después, me integré al cuerpo docente la Facultad de Ciencias de una de las universidades públicas del país, obtuve una Maestría y un Doctorado en el área de la Química, me convertí en Investigadora, y ejercí distintos cargos de gestión académica dentro de la Universidad. Hasta ese momento, nunca experimenté algún tipo de dificultad o limitación profesional por el hecho de ser mujer.
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Buscando nuevos desafíos profesionales, en el año 2016 emigré a Chile. Fue contradictorio ver que, en un país con una Presidenta, las mujeres estaban en desventaja en cuanto a remuneraciones, planes de salud o jubilación. Me dijeron que, por ser ingeniera, y además migrante, mis oportunidades laborales se verían disminuidas, sin embargo, no permití que ninguna de esas etiquetas me limitara. Por el contrario, fue una motivación para demostrar que puedo contribuir a los cambios que quiero ver en la sociedad.
Así, a los 15 días de haber llegado a Concepción, tuve mi primera oportunidad laboral, como Ingeniera de Proyectos en un importante centro de investigación de la región. Dos años después, asumí el reto como Secretaria Académica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Andrés Bello en su sede Concepción, cargo que ocupo hasta la fecha.
Desde esta Facultad, mi principal objetivo es motivar a niñas y jóvenes a incorporarse a carreras científico-tecnológicas. Además, participo en diferentes iniciativas, tales como el I Encuentro de Mujeres en Ciencia y Tecnología del Biobío en la UNAB, y mesas de trabajo regionales como Woman in Mining Chile, e Ingeniosas (Girls in Tech).
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Si bien el desafío es grande, creo que Chile es un país que intenta brindar cada vez más oportunidades a las mujeres, pues está claro que las capacidades las tenemos, sólo necesitamos tener las mismas oportunidades.
Para finalizar, pienso que las jóvenes deben aprovechar al máximo las oportunidades que se les presenten, y que, si éstas no se presentan, deben salir a buscarlas, demostrar sus capacidades, mostrar claramente cuál puede ser su aporte y, no permitir que nada ni nadie, les impida hacer algo que ustedes estén seguras que sí pueden hacer.
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