Opinión: Humo Blanco
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Opinión: Humo Blanco


Por Andrés Espinoza | 16 Noviembre 2019 20:19
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Finalmente, luego de una negociación que a ratos tensionó al país durante 48 horas, desde aquel fatídico martes 12 de noviembre en que la ola de violencia volvió a azotarnos, salió humo blanco.

El oficialismo (Chilevamos) y la mayoría de la oposición (Ex Nueva Mayoría y Frente Amplio) con algunas exclusiones en esta última, gestaron un acuerdo para trazar la hoja de ruta que adoptará el país en búsqueda de una nueva Constitución.

En una jornada hasta altas horas de la madrugada, cual Teletón con el cómputo que rebasa la meta, se selló un acuerdo que ofrece garantías suficientes para pensar que el cambio constitucional no será antojadizo ni arbitrario, sino que reflejará un acuerdo transversal. ¿En qué sentido? En que, independiente del mecanismo que se escoja para la elaboración de la nueva Carta Magna -en caso de que el sí resulte ganador en abril de 2020, paradojal para la oposición por viejos recuerdos- la adopción de acuerdos para establecer normas en la Constitución será de 2/3.

En consecuencia, no podrá establecerse algo en ella por mero capricho de una mayoría simple del 50+1 que intente imponerse, sino que se requerirá ir un poco más allá. Deberá obtenerse un pacto transversal que aloje en él a posiciones políticas que, probablemente sean diversas con sus sesgos legítimos, pero que deberán acercarse hacia el centro para estampar su puño y letra en la hoja en blanco, aislando a los extremos.

Con todo, sí bien vivimos un momento histórico no debemos olvidar que el primer apartado y encabezado del acuerdo: la paz. ¿Este acuerdo para modificar la Constitución nos traerá de vuelta la paz? Tengo la esperanza de aquí así ocurra, pero existen suficientes dudas como para pensar lo contrario. El paulatino avance en retirar a los militares y el estado de emergencia, enfocarse en la agenda social y por último entrar inclusive en la cuestión constituyente, ninguno de dichos pasos reestableció el orden público. ¿Por qué este sí ha de hacerlo? ¿Fue acaso la cuestión constituyente el inicio y gran batalla de todo? Evidentemente no, del alza en el metro pasamos al costo de la vida, pensiones, salud, salarios, seguridad y terminamos en la Constitución. El caos y destrucción seguía imperando incólume ante el escenario político y sus efectos nos acarrearán muy probablemente una recesión económica y ya miles de chilenos lo viven en carne propia al perder sus trabajos. Como señaló Martin Luther King “la violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”.

Espero que la violencia sea de una vez por todas aislada y el acuerdo por la paz se haga efectivo, el país más que nunca lo necesita. No hay que olvidar que la paz también es parte vital del acuerdo y del momento histórico que tanto se vitorea en nuestros días.

Jose Luis Trevia – Investigador Fundación para el Progreso Concepción.


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