Existen diversos factores implicados en la aparición de la Grasa Visceral entre ellos destacan: antecedentes genéticos, el estrés, no dormir lo suficiente, una alimentación desbalanceada y desordenada, exceso de bebidas alcohólicas, cambios hormonales, algunos fármacos y el sedentarismo.
Según señala la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA), por su sigla en inglés) existe una relación directa entre grasa intrabdominal en la cintura y riesgo de padecer osteoporosis en Mujeres.
Existe una relación directa entre grasa intrabdominal y el riesgo de padecer impotencia y disfunción urinaria, reportó en 2014 la revista British Journal of Urology International.
En nuestra cavidad abdominal existen diversos tipos de grasa localizadas, las principales corresponden a la llamada Grasa Periférica o Subcutánea y otra extremadamente peligrosa denominada Grasa Visceral.
La grasa subcutánea como su nombre lo indica, está localizada bajo la piel y la podemos apreciar a simple vista al realizar presión directa con nuestros dedos. En palabras simples, se identifica cuando apretamos nuestro “rollito”.
La Grasa Visceral no la podemos apreciar fácilmente, se localiza en contacto directo con el sistema digestivo, invadiendo las vísceras generando un abdomen protuberante y voluminoso.
Este tipo de grasa es extremadamente tóxica para nuestro organismo y te explicaré por qué:
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